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miércoles, 23 de mayo de 2012

Prologo

Ante todo Gracias a las personas que me ayudan con esto. Son pocas, pero son únicas, maravillosas y no las cambiaría por nadie en el mundo. Muchas gracias a la creadora: Miriam Vic, a mi María Sanchez a la que quiero en calidad de alma gemela (eso es mucho) y a mis fireflies (las cuales, espero, lean pronto esto e.e porque también las adoro) Ademas de a todos los lectores (que en mis grandes sueños algún día pasaran de ser 10 XD) Así que aquí empieza mi historia, gracias por leer:
Prologo

Penélope corría por la callejuela a toda velocidad. El vestido de noche estaba completamente destrozado y había perdido los tacones. A lo lejos escuchaba los gritos de las arpías que les seguían de lejos.
André corría a su lado, el muchacho sangraba de un brazo. Miró a su amada, no tardarían nada en cogerles. Todo lo había hecho por lograr su felicidad, pero ahora corrían por salvar sus vidas. Por encima de sus cabezas se oyó un grito de rabia y un enorme cuerpo se lanzó sobre ella.
La chica cayó al suelo mientras sentía las garras de la arpía enredándose en sus rubios cabellos repeinados para la ocasión. Rodó para librarse de su atacante y la inmovilizó en el suelo. El monstruo chillaba y se retorcía entre sus manos. A lo lejos ya se oían a sus compañeras
André no lo dudó un momento y comprimió el cuello de la mujer pájaro mientras Penélope la sujetaba. Aun en aquellas condiciones, Penélope se le antojaba la chica más hermosa del mundo.
Una vez la criatura dejó de debatirse bajo sus manos. Penélope se levantó y echó a correr seguida por él. Las arpías se lanzaban contra ellos y a duras penas podían esquivarlas. En un momento de lucidez André exploto la red de alcantarillado, se concentro en sus tuberías y el agua se alzó potente e incontrolable. El agua empujó las tapas que protegían las cloacas. Varios de los discos des dieron a sus perseguidoras que caían al suelo en un mar de plumas negras. Algunas tuberías reventaron y empezó a salir agua por todas partes. Penélope comenzó a lanzares bolas y tentáculos de agua a sus terribles perseguidoras mientras él seguía moviendo las chapas y golpeando a las criaturas, pero comenzaron a venir más.
Por detrás observó a André, todo su cuerpo estaba en tensión mientras peleaba. La camisa se le había desgarrado y la piel morena de este contrastaba con sus ojos de un extraño color marrón rojizo. El pelo de Penélope se agitaba  se le metía en los delicados ojos azules, cada vez le costaba más seguir.
El muchacho comprendió que la pelea estaba perdida No lograrían llegar a tiempo a la  playa. Las fuerzas se les acababan. No tardarían en cometer algún error fatal que les costase la vida.
-¡Vete! –Las palabras le salieron de la boca automáticamente -¡Vete Pen, huye!
La chica no parecía oírle con el estruendo. Se acerco más hasta que su espalda estaba pegada a la de ella.
Hacía unas horas ellos eran las personas más felices del mundo. Penélope había salido ganadora de un concurso de belleza, durante el resto del verano ella sería la princesa de Atenas y él su príncipe entonces comenzó el ataque. Ahora André era consciente de que solo asistirían juntos a aquel acto, su acto final.
-Vete
-Ya te oí la primera vez –Penélope no le miró –No me voy sin ti, no quiero, somos uno.
-No vamos a aguantar más –André se sentía desfallecer –uno de los dos tiene que irse
-No seré yo –Penélope estaba decidida –Sin ti no me muevo, yo…
-Penélope… -La interrumpió -¿Me quieres? –Bajó la voz aquello lo cambiaba todo.
-¡Claro que te quiero! –Penélope se sentía dolida -¿Cómo puedes dudarlo? Te quiero muchísimo –Las palabras no le salían.
-Vete entonces –André no necesitaba saber más –Puedo aguantar unos minutos, para entonces quiero que estés lejos
-André… -Penélope sentía que sus ojos se inundaban por las lágrimas -¿Me quieres tu? –Ambos jóvenes se miraron al tiempo que el agua lo inundaba todo.
-Más que mi propia vida –André la tomó e sus brazos y le besó los labios por última vez, un beso que les supo a amor y lagrimas. El último beso.
Penélope salió corriendo sin mirar atrás, sabía que si lo hacía no podría seguir sin él. Corrió y corrió, si llegaba a tiempo a la playa aún podría salvarle. Como si le hubiese leído el pensamiento el mar apareció ante sus ojos azul y extenso como una promesa divina. Avanzó más, ya no sentía. Sus pies tocaron el agua pura y fresca, salada y única. Lanzó la señal, en unos minutos les salvarían. Entonces un gran dolor le oprimió el pecho, algo dentro de ella se partió. La cabeza quería estallarle, cada célula de su cuerpo se convulsiono y la boca comenzó a saberle a sangre. Penélope cayó al suelo y gritó, un grito que oyeron todas las criaturas del mar. La arena sucumbió a sus pies y las olas se elevaron amenazadoras y a la vez mansas por encima de su cabeza. Nunca volvería a verle, nunca volvería a ver a André.
Su mente no pudo aguantar más y su cuerpo cayó en el mismo momento en que una barca llegaba a la playa. Dos figuras alzaron el cuerpo de la chica mientras a lo lejos ya se oían los gritos victoriosos y amenazadores de los demonios.
Penélope gemía de dolor, ya nada le importaba, el no volvería.

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